Navega por las tradiciones gasconas
Desde el mes de mayo, pero también a lo largo del año…
Una pregunta recurrente que se hacen quienes nos visitan: ¿qué son esos árboles decorados que se ven por toda la región?
Esta costumbre, que forma parte de la identidad de la Chalosse y de las Landas en general, consiste en erigir los “mais”, unos pinos marítimos decorados con flores y objetos insólitos, en la noche del 30 de abril al 1 de mayo (en gascón, “Mayade”). Se instalan frente a la casa de sus destinatarios tratando de que estos no se den cuenta. Si tal es el caso, los homenajeados deberán organizar una comida e invitar a todos los que participaron en el diseño y la instalación del «mai».
Los «mais» suelen verse aquí y allá, en las inmediaciones de una vivienda, de un barrio, de un pueblo… Hoy en día constituyen una forma de agasajar a personalidades, representantes municipales, un amigo, un vecino o un miembro de la familia. Se acostumbra erigirlos en circunstancias precisas, para expresar su agradecimiento o su amistad en ocasiones bien determinadas, como una boda, un cumpleaños o una fiesta de jubilación.
En cualquier caso, esta arraigada tradición landesa sigue siendo un pretexto para reunirse y festejar.
En octubre, la caza de palomas torcaces, también conocida como “enfermedad azul”
Con la llegada del otoño, los árboles pierden sus hojas, el frío se instala, crecen las setas, los fines de semana se animan con los partidos de rugby y baloncesto ¡y los cazadores de palomas torcaces esperan el mes de octubre con pie firme!
Mientras algunos se preparan para esquiar, otros se toman unos días de descanso para dedicarse a la caza de palomas.
Y sí, según los familiares de estos cazadores, se trata de una verdadera enfermedad, ¡la enfermedad azul! No es peligrosa aunque sí bastante contagiosa… Dura unos meses, el tiempo que lleva preparar el terreno en el bosque, los corredores, el equipo necesario para la supervivencia de los cazadores, a saber: una cocinilla a gas para preparar el omelette, una cafetera, algunas latas de conservas locales y algunas bebidas para el aperitivo, a consumir con moderación… Los cazadores se reúnen entre ellos pero también invitan a amigos y les contagian orgullosos su pasión, en un entorno apacible, propicio al intercambio y la camaradería. Durante el mes de octubre, estos aficionados se pasan el día inmersos en la naturaleza, al ritmo de copiosas comidas y al paso de las palomas torcaces, entre risas y bromas.
Pero ¡silencio! Cada cosa a su tiempo. Cuando es tiempo de caza, nada de reírse, hay que ser discreto y esperar a que el ave se acerque...
La caza en las Landas se parece mucho al arte del camuflaje y la imitación, pero también, y sobre todo, es un verdadero arte de vivir... ¡inimitable!
La hoguera navideña
En diciembre tiene lugar la Hailhe de Nadau, una tradición secular de Chalosse, en la que las hogueras se encendían de colina en colina en vísperas de Navidad.
Antes, en algunos pueblos y barrios, se acostumbraba hacer un fuego como ritual de protección. Se encendía una gran hoguera con antorchas alrededor del campo sembrado para proteger el trigo o el centeno desde el día de San Martín del invierno riguroso o de cualquier otro daño.
Se han tejido muchas hipótesis sobre su origen: una fogata encendida por los pastores de Belén para calentar al niño Jesús, un recordatorio de la estrella que anunció su nacimiento o la reminiscencia de la fiesta pagana del sol, celebrada durante el solsticio de invierno.
Hoy en día, esta tradición se perpetúa, si bien con menos creencia en su ritual protector, más que nada por el placer de reunirse en familia, con amigos o vecinos alrededor de una gran hoguera. Allí se charla, se canta, a veces se toca música, se bebe para celebrar la Navidad y se disfruta mirando el campo salpicado de fuegos resplandecientes, cálidos y rodeados de alegres sombras.
Ahora hay ciudades o pueblos como Saint-Sever que proponen reiterar esta tradición encendiendo su propia Hailhe en la plaza central, tomando una copa de vino caliente.
Así se ven las pavesas saltar como estrellas relucientes, haciendo brillar los ojos de pequeños y grandes. ¡Una tradición de esas que nos gusta ver perdurar!
Durante todo el año, un juego ancestral perdura: la Quille de 9. ¿Qué es? Un deporte original del Sudoeste francés.
Este juego tradicional, poco difundido aunque muy presente todavía, despierta pasiones entre los veteranos pero también entre los jóvenes.
Aunque las Quilles de neuf (juego de nueve bolos) no son muy conocidas, parece ser que se practicaba en el siglo XV o en el XVI en el Béarn, extendiéndose en el siglo XIX a todo el Sudoeste de Francia.
En el centro de algunas aldeas como Lahosse, Castelnau Chalosse, Arboucave y Poudenx, destaca todavía un "plantier" (una bolera) para el juego de 9 bolos.
Si visitas la región, no dejes de entrar a uno de estos "plantiers" para iniciarte en este juego con los aficionados. Se practica en una pista de tierra cuadrada o al aire libre, con 9 bolos grandes de madera de haya y una bola de nogal.
Seguramente también oirás hablar del juego de 6 bolos, otro juego tradicional de Chalosse.
Ahora es tu turno de ejercitarte en este deporte original del Sudoeste francés, en alguno de los "plantiers" de Landas Chalosse.