Todos los caminos conducen a… Compostela

Al llegar a Chalosse, seguramente te cruzarás con numerosos caminantes que van con la mochila a cuestas, bastón en mano y, visible, la vieira de Santiago. Son, claro, los peregrinos de Santiago de Compostela.

La concha de vieira es su símbolo: originalmente, los peregrinos las recogían en las playas de Galicia y se las llevaban como prueba de su logro. Ahora las llevan fijadas al sombrero, a la capa, la mochila o el bastón, desde el inicio del recorrido.

Vienen de toda Francia y hasta de Alemania o de Holanda, para esta peregrinación, la más famosa del mundo occidental.

Los Caminos de Santiago en Francia han sido declarados Patrimonio Mundial de la Unesco. Esta tradición de peregrinación a un lugar santo tuvo su origen con el descubrimiento en Galicia del presunto lugar de sepultura del apóstol Santiago el Mayor, evangelizador de España, donde en el siglo IX se construyó una iglesia. En 1998 se estableció una lista con los 71 edificios mayores de estos itinerarios, entre los cuales figura la abadía de Saint-Sever, con su notable iglesia de 7 ábsides escalonados.

En Landes Chalosse se pueden seguir dos caminos.

La Vía Limosina, a 1.628 km de distancia de Vézelay, su punto de partida en Francia, hasta España. Pasa por Saint-Sever, Audignon, Horsarrieu y Hagetmau, y es transitada por no menos de mil peregrinos al año.

Saint-Sever y Hagetmau poseen un alto jacobeo en el que los peregrinos pueden hacer una parada presentando su credencial, sellada en cada lugar de paso.

La Vía del Puy en Velay, por su parte, atraviesa los encantadores pueblos de Miramont-Sensacq, Pimbo y su bella colegiata, y es la más antigua de las cuatro grandes rutas históricas. Su camino de 750 km de largo sigue el trazado del GR65. Cada año, más de diez mil caminantes pasan por Tursan para llegar a Santiago de Compostela.

Si te interesa, no dudes en acercarte a nuestra Oficina de Turismo o a la Asociación Amigos de Santiago. Y, sobre todo, empieza a entrenarte para esta peregrinación que es un verdadero desafío deportivo, además de ser una aventura increíble, turística y espiritual, que vale la pena vivir una vez en la vida.