Un patrimonio excepcional

Antigua ciudad medieval, Saint-Sever debe su reputación a su majestuosa iglesia abacial, fundada a finales del siglo X, declarada Patrimonio Mundial de la Unesco dentro de los Caminos de Santiago. Su originalidad reside en su plano de siete ábsides escalonados que se puede admirar perfectamente desde la plaza de Verdun.

Fue en esta iglesia abacial que se iluminó el Beato de Saint-Sever (o Beato de San Severo), un valioso manuscrito del siglo XI que relata el Apocalipsis (último libro de la Biblia). Un facsímil y un vídeo sobre el Beato permiten descubrir este manuscrito.

Perdiéndote por las calles repletas de historia no tardarás en encontrar el convento de los Jacobinos, un monumento de 1280 que alberga un museo, y en el que se celebran numerosas fiestas y manifestaciones culturales. Varios palacetes te harán levantar la vista: de influencia bordelesa, datan de los siglos XVI, XVII, XVIII y XIX y son testimonio de la época burguesa de Saint-Sever.

La nota insólita en nuestra ciudad la pone la casa Sentex, una casa privada recubierta de mosaicos de la época romana.

¡Una gastronomía que nos envidian!

Saint-Sever: si ese nombre te suena tanto, seguramente es gracias al pollo. Así es, el famoso pollo campero de Saint-Sever, el primero en la historia en obtener el Label Rouge (etiqueta roja), se cría en nuestros campos. Por cierto, podrás verlo cuando pasees por nuestra bella campiña de Chalosse. Tan famoso es que tiene su propia fiesta, junto a sus amigos capones, pintadas y poulardas, a finales de año: las Festivolailles.

Pero no te preocupes, que el pato no se queda atrás: aquí podrás comer confitmagret o foie gras hasta el hartazgo. Pregúntales a nuestros productores y restauradores, ¡son ellos los mejores embajadores de nuestros productos locales!

¡Tradiciones que perduran!

En Saint-Sever también se encuentra la famosa fábrica de plumones y edredones Pyrenex. ¿Sabes? Esas preciosas chaquetas de plumas, súper abrigadas para el invierno... Pues bien, se diseñan aquí.

Además de conservar todo el arte y la tradición local, Saint-Sever, como toda la Chalosse, es el escenario de numerosas fiestas. Su origen se remonta a tiempo inmemorial, ya que desde los Archivos Nacionales en 1457 se habla de la antigua costumbre de echar a correr a un toro por las calles con ocasión de las fiestas de San Juan Bautista. Hoy en día, las corridas landesas, presentes en todos los pueblos, han reemplazado esos encierros.

¡Nada más natural!

Saint-Sever también ofrece una naturaleza protegida donde practicar un sinfín de actividades al aire libre. Excursión por la Vía Verde sombreada, picnic en alguno de los muchos miradores de la Chalosse, una siestecita a orillas del Adour, admirando a los pescadores, para terminar a lo grande con una magnífica puesta de sol sobre los campos de maíz...

Más información en: Oficina de Turismo de Saint-Sever